domingo, 17 de mayo de 2009 en 14:47

Una ilusión que cambia las cosas de color, de lugar, de dirección. Hace que todo sea diferente y nos cose unas enormes alas que nos ayudan a subir muy alto.

De vez en cuando nos eleva tanto, que impide que la razón permanezca dentro nuestro y nos impulsa a luchar por aquello que tanto deseamos, desmedidamente.

Desear ciegamente puede derivarnos a una situación que nos hace creer que eso que perseguíamos se hizo realidad. Pero en verdad, es sólo producto de nuestra imaginación.

De todas formas, puede que desear, talvez, sea una simple y llana utopía que nos lleva a realizar cosas grandiosas, para las cuales nos sentíamos incapaces; no siempre, sino en muchas ocasiones...
Nabila García

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